viernes, 21 de marzo de 2014

EL MAGO

Te conocí una mañana de  abril
cuando las hojas del último árbol
arrastradas por  el viento.
Vislumbraste  mi alma vencida

 encontraste  a esa niña asustada,
 temblorosa de frío,
sin norte ni esperanzas,

Conversaste con ella
 bajo el alero del rayo más claro del sol de domingo

Sacaste pañuelos 
 e hiciste con ellos un arcoíris para trepar al cielo.

Encadenaste con  palabras mis tristezas
 y las lanzaste al viento.


 dijiste: “hágase la ilusión”  
 y las palabras florecieron preñadas de metáforas,
 buscaron los  más altos luceros,
 juguetearon con ellos, en ese  viaje astral
  para el que me compraste boleto  de primera.

 Todo  quedó grabado,
 las palabras fueron dichas,
 el sueño, cumpliéndose 
 y a veces perdiéndose


 en la pereza de mis siglos de llorar ausencias.
Pero aquí estamos, de pie y  frente a frente,
 como una dualidad inseparable
 y aunque los días de  silencios crecen
 no me falta tu presencia,
  que la experimento al nacer el día
 y cuando la última sombra
 me dice adiós   de la mano
 y se posa  sobre mis párpados cansados

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